sábado, 20 de octubre de 2012

Y la amaba.

Terminó de escribir mientras sonaba el solo de guitarra de Hey Joe!, versión Hendrix, interpretada en una de las Sesiones de la BBC. Fue como una epifanía.
El cuarto estalló en luz roja del atardecer, el viento irrumpió decidido pero gentil. Por un instante una metáfora de armonía cubrío el ambiente, normalmente anodino. Ansioso ya, no podía sino esperar la hora de encontrarse con ella, mostrarle su obra, su descubrimiento estético con el que - ya lo imaginaba todo, las conferencias, las reverencias de los pseudo intelectuales - se cambiaría la forma de escribir y de interpretar el mundo. La sociedad contemporánea presentía el momento de su renovación, incluso cuando sonó la última nota del iluminado Hendrix. Eternidad era lo que le esperaba.
Cumplido el angustiante plazo, salió a su encuentro, al final de la jornada universitaria. La envolvió con una abrazo insospechado, le besó fuerte una mejilla y luego un susurro en los labios que parecía un te amo. No dijo nada más y apenas pudo ver su rostro. Le extendió el manuscrito y se retiró unos pasos para tener una mejor perspectiva de las reacciones sucitadas por su obra. Él esperaba estupefacción, esa sensación pétrea que algunos adoptan ante la magnificencia. Pero un salto con los brazos extendidos hacia él y un beso acompañado de lágrimas por la experiencia mística también sería adecuado.
Leía atenta, lo miraba brevemente, volvía al manuscrito y sonreía. Sus ojos eran dos grandes hoyos marrones entre nubes blanquísimas. Nunca antes había notado tal belleza.
Silencio y una sonrisa perfecta en su rostro. Súbitamente, ya no había distancia entre los dos, sus manos se adelantaron a tomar su cintura. Ella lo miró con ternura, con el genuino amor que sentía por él.

- ¿Cómo así...?

1 comentario:

  1. Y la amaba...inconclusa...como una sinfonía de genialidad en espera...
    Tu genialidad...creando música para los mendigos que recogemos tus migajas de bemoles...

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