domingo, 16 de diciembre de 2012

Teleología.

A veces, creo que hay un fin último para vos,
una redención llevada a cabo de particular modo,
explorando todas las formas de perdición.
Una lenta purificación del espíritu
por medio de penas y decadencias.

Pero llego siempre a un lugar infranqueble,
el que da cuenta de tu existencia,
sos lo que sos y esa es mi cárcel,
la tentación que no me abandona.

Siempre estás al anochecer de las razones,
en el punto medio de los argumentos innecesarios.
 

2 comentarios:

  1. Esa teleología se daría, en todo caso, al convertirnos en una mota del Universo cuando termina la vida terrestre. No antes. Ver Theilard de Chardin. De todos modos es sólo una bella teoría.

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  2. La cárcel de nosotros por nosotros mismos.
    Inventada para detener el paso, de las huidas impensadas, de sentimientos irreverentes, de caminatas solitarias que de repente nos desenlacen y nos lleven lejos, tanto, que nuestra rutina quede olvidada, en las manos huecas e irreverentes del señor destino.
    Infatuada, inoperante, innecesaria.

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