En la mochila cargo pajaritos disecados,
invitaciones que nunca correspondí y un testamento inoponible.
De los encuentros no he tomado más que un par de fotos.
Están descoloridas y ajadas,
los rostros son desconocidos.
No hallo cuando busco,
ni poseo cuando reclamo.
No tengo viajes registrados
o cartas de despedida.
Y la brújula está dañada.
Algo se ha perdido,
se cayó por el bolsillo roto y no sé que será.
Sólo sé que cargo un vacío.
La canción no es la misma.
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